Sensores remotos para estudiar la naturaleza
En la actualidad existen sensores remotos situados en aviones o
satélites que permiten obtener información de la naturaleza. Utilizando estos
sistemas de teledetección se pueden monitorizar fenómenos geológicos,
hidrológicos y atmosféricos en tiempo real, y otros procesos mucho más
importantes como inundaciones, tsunamis o terremotos.
Con este tipo de sistemas se puede “leer el historial” hidrogeológico
de una zona y se puede predecir qué sucederá en el futuro, lo cual es un punto
interesante a tener en cuenta dentro del proceso de gestión de desastres
naturales.
Los sensores aéreos remotos se utilizan para intercambiar información
con áreas definidas como potencialmente amenazadas por desastres naturales. Son
capaces de trabajar a menor escala y revelar datos e imágenes que un satélite
no puede captar. Entre los sistemas aéreos disponibles, los más útiles para la
evaluación de amenazas naturales son las fotografías aéreas, los radares aéreos
y los escáneres térmicos infrarrojos.
La fotografía aérea es lo
más parecido a las imágenes que toma el ojo humano. Pueden ser registradas en
blanco y negro, en color, o incluso en la zona del IR. Su uso está limitado por
la cantidad de luz presente en el lugar y las condiciones climáticas, siendo
sus imágenes mucho más detalladas que las de un radar (a esa misma escala).
Los radares aéreos son
sensores activos que producen su propia luz, generando imágenes en blanco y
negro que deben ser interpretadas por especialistas. Se pueden utilizar en
cualquier momento y sea cual sea la condición climatológica. Además permiten
estudiar un área con mayor rapidez y precisión fenómenos a larga distancia.
Los
escáneres térmicos infrarrojos
utilizan un semiconductor sensible a la parte térmica infrarroja del espectro
para producir imágenes que definan las características térmicas del terreno. La
capacidad de las imágenes térmicas es inmejorable, pero dado que el sistema
aéreo sólo puede utilizarse en bajas altitudes (por debajo de 3.000 m), las
áreas que cubre son más pequeñas que las de los radares o la fotografía aérea.
Además, su técnica de grabación produce distorsiones inherentes en las imágenes
finales.
Los
sensores remotos instalados en satélites son cada día más importantes desde el
satisfactorio lanzamiento del Landsat 1 en 1972. Los LandSat son una serie de satélites construidos y puestos en órbita por EE. UU.
para la observación en alta resolución de la superficie terrestre. (Os dejo al
final del post del blog unos links con más información)
Sensores remotos aplicados a la
detección de terremotos
En la
mayoría de áreas donde se producen terremotos se dispone de algún tipo de
información sísmica, aunque puede no ser suficiente para planificar y atenuar
las consecuencias. Gracias a los sensores remotos se puede obtener información
adicional necesaria.
Los
radares aéreos han resultado útiles para localizar zonas de fallas, identificar
depósitos de materiales no consolidados (donde tienen lugar los fenómenos
sísmicos más agresivos) y delinear las áreas donde un terremoto pueda causar
derrumbes. La fotografía aérea convencional en blanco y negro o color puede ser
de gran ayuda.
Pueden
utilizarse imágenes infrarrojas producidas por satélites en escalas de hasta
1:100.000 para definir zonas de fallas activas en la superficie. Realmente, serían
más apropiadas imágenes de radar, pero la cobertura disponible es muy limitada
y el costo de radares aéreos es generalmente prohibitivo. Los datos más
prácticos son las imágenes de satélites enviadas por Landsat, ya que proveen
suficiente resolución para los estudios de planificación regional.
http://landsat.gsfc.nasa.gov/?p=5139 (se
explica cómo funciona el Landsat)
http://landsat.gsfc.nasa.gov/?p=5192 (donde podréis encontrar múltiples campos de trabajo
en los que se utiliza este sistema de detección)
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