Si un avión se estrella en el agua, este localizador envía una señal ultrasónica que no puede ser oída por el oído humano, pero es fácilmente detectable por un sonar y un equipo acústico de localización. Hay un sensor de emergencia a un lado del localizador que se parece a un ojo de buey. Cuando el agua toca este sensor, se activa el localizador. Dicho localizador envía señales de 37,5 kilohercios y puede transmitir sonidos a una profundidad de hasta cuatro kilómetros y medio. Una vez que el localizador empieza a enviar sus señales, lo hace una vez por segundo durante 30 días.
Por este motivo ha costado tanto el rastreo de la señal del avión que posiblemente este a varios kilómetros de profundidad y las noticias recientes abren una puerta a la esperanza de que pueda ser localizado justo cuando las baterías que generan la señal ultrasónica están próximas a agotarse.
Aquí os dejo la noticia que me ha llevado a buscar información sobre el tema:
http://elpais.com/elpais/2014/04/06/actualidad/1396772716_933551.html
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