El empleo de la nariz electrónica para la detección de explosivos y de enfermedades en humanos (de Irene Franco)
La nariz electrónica tiene su fundamento en la medición de la carga de los vapores que se encuentran en la atmósfera. Cuando las moléculas que lo componen están cargadas eléctricamente su masa se mide con gran precisión y pueden detectarse sus compuestos, incluso cuando se trata de partículas con un peso muy bajo. Por ello, el sistema implementado ioniza mediante electrospray los vapores a analizar, una técnica por la que se bombardean gotas cargadas eléctricamente.
El dispositivo es capaz de detectar los vapores emitidos por la piel humana y que están compuestos en su mayoría por ácidos grasos, que son sustancias muy poco volátiles. De esta forma se podrían distinguir anomalías en humanos, o lo que es lo mismo, patologías que componen unos determinados vapores. Además, los vapores humanos son característicos de cada persona, lo que abre las posibilidades de estos dispositivos a la detección de individuos.
A pesar de que ya se han desarrollado narices similares en el mundo, Juan Fernández de la Mora señala que la principal baza de su dispositivo radica en la potencia, ya que es capaz de detectar, por ejemplo, cantidades de explosivos mil veces más pequeñas que en el pasado y de una forma más rápida.
En cuanto al proceso de comercialización del proyecto, en estos momentos uno de los prototipos se está sometiendo a pruebas en organismos europeos y se iniciará cuando éstas se superen.
Las conclusiones de esta investigación aparecen en el Journal of the American Society for Mass Spectometry.
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